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9 de septiembre de 2009

Se desborda la Plaza de la Concordia; van más 10 mil personas al tianguis del trueque

La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
YADIRA LLAVEN
¿Por qué someternos a las normas del mercado establecido por organismos internacionales, que sólo dejan ganancias reales y exorbitantes a las grandes trasnacionales? Esa es una de las interrogantes que uno se pregunta constantemente, cuando se pierde entre los cientos de artesanos, campesinos y productores cholultecas, y de otras regiones del país, para intercambiar una cubeta de camotes por una lata de 200 gramos de chapulines.
Como desde hace 3 mil años, aunque algunos especialistas aseguran que no hay una fecha exacta, más de mil comerciantes se dieron cita ayer, en la Plaza de la Concordia de Cholula, para participar en el ancestral tianguis del trueque, donde se exenta el manejo de dinero para establecer una relación de intercambio antiguo, que convenga a ambas partes, que combate los circuitos comerciales modernos que están hechos para que siempre alguien le gane al otro. Es más equitativo.
El trueque de Cholula es único en su especie en México y forma parte de la veneración al dios Quetzalcóatl, de los comerciantes y la fertilidad, que sigue reuniendo a campesinos y gente humilde, que trae desde sus comunidades de origen, lo que cosechan o elabora, para cambiarlo por insumos propios de otros lugares.

Es así que doña Leonora Román, con una cubeta de peras de leche, de la zona de Calpan, buscó ansiosamente quien le quisiera cambiar dos montones de la fruta por un petate de Tehuacán. Mientras, que don Jorge Martínez, de Zacatlán, negoció un queso de Chipilo y medio kilo de cecina de Yecapixtla, por dos rejas de manzanas.
Ayer martes fue un día soleado como pocos en esta temporada de lluvia. De ahí, el interés del gentío que se desbordó a la Plaza de la Concordia y el Portal de Peregrinos, no sólo para participar en el intercambio, sino para consumir productos de toda índole, desde cestería de Guerrero, textiles de Oaxaca, vidrio soplado de Tonalá, Jalisco; camarón y pescado de Tampico, hasta juguetería artesanal de varias lados de Puebla, y un inmenso corredor gastronómico que incluyó peras, manzanas, duraznos, huajes, cemitas, chiles, queso, barbacoa, cueclas (gusanos comestibles), tamales de charales, chapulín, maíz y otros semillas.
De acuerdo con las autoridades locales, más de 10 mil personas participaron tan sólo en el trueque, sin contar a la gente que festejaba en la cúspide de la pirámide, a la virgen de los Remedios.
El estudioso de la cultura cholulteca y miembro de la asociación civil Pro–Cholula, Susano Toxqui Guevara, explicó que este tipo de actos actualmente sólo se dan en este municipio, y en menor medida en Zacapoaxtla y Cuetzalan. “Los cálculos científicos revelan que Cholula es una de las ciudades más antiguas de América, pues tiene cerca de 3 mil años de vida, y eso nos da más o menos una idea de que desde esa época nuestros ancestros a falta de la moneda intercambiaban sus productos”.
Aunque existen antecedentes, como los códices prehispánicos que revelan que Cholula era una ciudad muy importante en el ámbito comercial, desde antes que llegaran los españoles.
Después de la Conquista, los visitantes de la señora de los Remedios bajaban del cerro y aprovechaban para vender sus artesanías; no obstante, también hay que reconocer que hay muchos productos de China, que se camuflagean como artesanía, como algunos canastos, utensilios de cocina y sombreros de palma, parecidos a los trabajos que se hacen en Palmar de Bravo y la zona de Tehuacán.

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