SICLA
Alma Leticia León
El esperado filme de Bastrados sin gloria, de Quintín Tarantino creo que lo sitúa como el último de los grandes del movimiento surgido en de los años 60 conocido como “cine de autor”
Sin respeto por la Segunda Guerra Mundial desmitifica el papel de los soldados norteamericanos, si bien no muchos cineastas estadounidense lo han hecho, lo inició Robert Aldrich con “Doce al Patíbulo” (1967).
Fiel a su estilo, Tarantino prescinde de discursos políticos y evita engrandecer a los yanquis, incluso ellos son los más despiadados, para dejar claro que en la guerra no hay buenos y malos: sólo malos.
La violencia aparentemente sin sentido de "Reservoir Dogs", (1991) y "Pulp Fiction", (1994), por mencionar dos de sus filmes de culto, encuentra sus antecedentes en personajes como Aldo Raine.
La película enlaza dos historias y la divide, como es su costumbre, en capítulos en los que presenta a cada uno de los personajes. Primero vemos al coronel Hans Landa (Cristoph Waltz), llegando a humilde granja de Francia, aquí empieza la tensión y la zozobra que no abandona al espectador durante toda la cinta. A través de diálogos magistrales sabemos muy pronto quien es el coronel: el “Caza Judíos; luego vemos al Teniente Raine (B. Pitt) un militar del sur de EUA, reclutando a los Bastardos, un escuadrón de judíos dedicados a cazar Nazis y matarlos de la forma más cruel posible. El tercero es Shoshanna Dreyfus (Melanie Laurente), joven francesa dueña y operadora de un cine conoce a un soldado alemán, favorito de Joseph Goebbels, quien le pide prestado su teatro para exhibir un filme rodado por el ministro de propaganda nazi, el invitado de honor será el Führer, Adolfo Hitler. Otro segmento se desarrolla en una taberna donde la actriz-espía alemana, Bridget von Hammersmark (Diane Kruger), se reúne con algunos Bastardos para planear la muerte de Hitler durante la premiere. Y por último, vemos la conclusión de todos estos planes de venganza.
Bastrados sin gloria es sobretodo un homenaje al cine pues todas las situaciones son presentadas básicamente con narrativa visual y los personajes se reúnen en un esperado estreno cinematográfico poniendo en primer plano al séptimo arte. Un cine logra unir al nazi y a la judía y las películas sirven para matar, logrando la venganza histórica.
Con su irreverente mirada Tarantino recrea la historia. Sabemos que nada de lo que ocurre en Bastardos sin gloria pasó, que los personajes no existieron, pero, ¡qué ganas de que así hubieran muerto Hitler y sus principales generales!
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