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Itinerario Político
Ricardo Alemán
Miércoles, 10 de Diciembre de 2008
*Cimentó popularidad y alianzas políticas con ‘Los Chuchos’, enemigos de AMLO
*En los próximos tres años tiene todo para alcanzar al mexiquense Peña Nieto
Durante 24 meses, Marcelo Ebrard cimentó popularidad y tejió los amarres básicos rumbo al 2012.
Ahora arrancará el tercer año de su Jefatura de Gobierno del DF, ya como potencial candidato presidencial del espacio de la centroizquierda. Y contra lo que muchos suponen, tiene todo para llegar a los prolegómenos de 2012 como uno de los aspirantes más fuertes. ¿Por qué?
Porque en su camino hacia Los Pinos tiene por delante una singular alineación astral; tres largos años de potente exposición mediática, suficientes para construir una sólida popularidad, además de montañas de dinero para gobernar mediante obras y atención a los problemas de los capitalinos. Todo para convertirse en el aspirante presidencial mejor posicionado. Más, incluso, que el mexiquense Enrique Peña Nieto, hoy el puntero solitario.
El problema es si Marcelo Ebrard será capaz de manejar todo ese potencial político, electoral y de imagen de manera adecuada; si procesara de manera correcta el obligado deslinde de su segundo padre político, AMLO —porque el primero es Manuel Camacho—; si será capaz de mantener una alianza funcional con Los Chuchos, verdaderos dueños del PRD, y, sobre todo, si al final de cuentas su gestión al frente del GDF es vista por propios y extraños como la de un gobierno exitoso y un gobernante con agallas de estadista.
Desde el 5 de diciembre de 2006, Marcelo Ebrard entró de manera formal no sólo a la Jefatura de Gobierno del DF, sino a la lista de los potenciales presidenciables para 2012. En los 24 meses transcurridos desde entonces —y en un total de 11 entregas de Itinerario Político— dimos cuenta de la evolución política, de la construcción de su imagen y liderazgo, y del teje y maneje político que lo fue alejando de Andrés Manuel López Obrador y acercando al grupo de Los Chuchos.
La sola hipótesis de que Marcelo buscara ser candidato presidencial por sobre las pretensiones de AMLO, desató toda suerte de insultos, pero en el Itinerario Político del 19 de noviembre pasado —titulado "Marcelo y Ruth, ¿dupla al 2012?"— estuvimos en condiciones de informar sobre la confirmación de una alianza "natural" entre Marcelo Ebrard y el grupo político hegemónico de Los Chuchos.
El asunto es bastante simple. Resulta que al final de una feroz pelea por el control del PRD —entre AMLO y Los Chuchos—, éste quedó en manos de Nueva Izquierda, grupo que jefatura Jesús Ortega. Pero da la casualidad de que Los Chuchos no tienen un candidato presidencial como para oponer a los afanes sucesorios de su archirrival, López Obrador.
Sin embargo, en una de esas alineaciones astrales que ocurren en la política, "se juntaron el hambre y las ganas de comer", porque Marcelo Ebrard tiene todo para construir una sólida candidatura presidencial, sólo que no tiene partido político para ello. ¿Y qué creen? Pues sí, imperó el sentido común, la lógica, la muy peculiar "racionalidad del poder". Y se aliaron Marcelo y Los Chuchos. En realidad, lo mejor que le pudo haber pasado a Marcelo Ebrard, en cuanto a sus aspiraciones presidenciales, es que AMLO perdiera el control del partido y ese control lo ganaran Los Chuchos. ¿Qué tal?
El 4 de diciembre pasado confirmamos la hipótesis al dar cuenta del acto en el que Jesús Ortega "presentó en sociedad" su dirigencia al frente del PRD. ¿Que qué ocurrió? En efecto, el invitado central del acto —que incluso prestaron el bellísimo Teatro de la Ciudad— fue precisamente Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del DF. Así lo dijimos ese 4 de diciembre: "Un dato fundamental: el PRD de Ortega ya tiene candidato presidencial. Y se llama Marcelo Ebrard". ¿Qué significa todo eso?
Que Marcelo Ebrard ya se colocó como el segundo potencial candidato presidencial para 2012 —por debajo del gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto— y que tiene todos los recursos políticos, de gobierno, humanos y económicos para hacer una campaña que podría ser exitosa por donde se le vea.
Y ante esa realidad —la que convierte a Ebrard en presidenciable por encima de Andrés Manuel López Obrador— no pocos de los fanáticos del "legítimo" ya han empezado el ensayo del insulto y la descalificación. Ya circula en espacios mediáticos la especie de que Marcelo es una suerte de "traidor" a la patria. Por eso debe procesar bien su deslinde. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Y, por lo pronto, en preparación de una estrategia de comunicación ganadora, Marcelo podría nombrar hoy a Óscar Argüelles director de Comunicación Social del GDF, un profesional que garantiza operación y eficacia.
aleman2@prodigy.net.mx
WEBLOG: http://blogs.eluniversal.com.mx/laotra/
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