La Jornada 10 de marzo de 2012
La clave del fraude electoral de 2006 fue esta: al recibir los resultados de las casillas, los comités distritales del IFE los alteraron en forma casi imperceptible, restando unos cuantos votos a AMLO y regalándole otros tantos a Calderón. El pueblo descubrió estas pequeñas pero constantes irregularidades al comparar las actas fijadas en las mesas de votación con los números que aparecieron en el portal del IFE.
Cuando el pueblo comprendió que estas discretas modificaciones se habían efectuado en todo el país, surgió la exigencia de volver a contar “voto por voto, casilla por casilla”. En 2012, por disposición de los consejeros ciudadanos del IFE y por la gracia del PRD, las actas de casilla no presentarán sumados los votos a favor de cada uno de los candidatos.
En las boletas aparecerán los escudos de los partidos inscritos en la contienda y junto a ellos el nombre de las persona que postulen. La boleta para presidente, por ejemplo, estará diseñada así: PAN-Vázquez Mota/ PRD-AMLO/ PRI-Peña Nieto/ PVEM-Peña Nieto/ PT-AMLO/ Movimiento Ciudadano-AMLO/ Panal-Fulanito.
Quienes deseen que gane Vázquez Mota tacharán el escudo del PAN. Quienes se inclinen por el copete vacío, cruzarán el escudo del PRI y del PVEM, o sólo el del PRI o sólo el del PEVM: aunque pongan dos taches sólo les contarán un voto. Quienes estén con AMLO, marcarán los escudos de PRD, PT y MC, o sólo los de PT y MC, o sólo el del PT, o sólo el del MC, o si son chuchos sólo el del PRD. (De allí que sea perfectamente válida la consigna, que ya es clamor nacional: “¡ni un voto al PRD!”)
Los funcionarios de casilla contarán los votos pero esos números no serán sumados sino en los comités distritales del IFE, donde podrán ser alterados en favor de los candidatos de la derecha.
Durante el conteo –si los funcionarios de casilla son mapaches del PRI, del PAN, o del PRD, es decir, enemigos de Morena– se podrán anular las boletas en favor de AMLO agregando un tache al escudo de cualquier partido que no postule al tabasqueño. Por ejemplo, una boleta con cruces sobre los escudos de PT y MC se anulará si además tiene un tache a favor del Panal.
Terminado el conteo, los paquetes serán cerrados y sellados, y los presidentes de casilla, acompañados de los representantes de los siete partidos, se dirigirán al comité distrital del IFE a entregar la documentación. Aquí surge la segunda posibilidad de fraude, pues en el camino los números también podrán ser alterados a favor de los candidatos de la oligarquía.
Las elecciones, decía Porfirio Díaz, “las ganan los que cuentan los votos”. En tal sentido, PAN y PRI trabajan ilegalmente para cumplir ese precepto. Según la ley electoral vigente, en 2012 podrán ser capacitadores de representantes de casilla, o supervisores de capacitadores, aquellas personas que no intervinieron en los comicios de 2009 como representantes de algún partido político.
A la convocatoria emitida por el IFE para contratar supervisores y capacitadores –de acuerdo con datos oficiales en poder de esta columna– respondieron 184 mil 178 personas. De éstas, fueron rechazadas 97 mil 865; en “lista de reserva” quedaron 50 mil 506. Como capacitadores fueron admitidas 29 mil 865; como supervisores, 4 mil 837 y recontratadas mil 488. En otras palabras, de 184 mil 178 aspirantes, entraron al IFE 36 mil 190.
) comprobó que de estos 36 mil 190 nuevos funcionarios, al menos 894 fueron representantes de partidos políticos en 2009 y 65 en 2006. Es decir, de 36 mil 190 funcionarios de supuesto “nuevo ingreso”, mil 9 tienen bastos conocimientos en las ciencias ocultas del tejemaneje electoral. En otras palabras, casi 3 por ciento son mapaches.
Desfiladero obtuvo un acordeón que contiene las respuestas al cuestionario de 60 preguntas del examen de admisión al que se sometieron los interesados. Los mapaches supieron de antemano que las respuestas correctas formaban una greca, y que para “dibujarla” debían tachar la casilla a de la pregunta uno, la b de la pregunta 4, la c de la pregunta 7, etcétera (ver imagen).
Los mapaches identificados hasta hoy por entidad federativa son nueve en Aguascalientes, 18 en Baja California, siete en Baja California Sur, nueve en Campeche, 76 en Chiapas, 42 en Chihuahua, 18 en Coahuila, cuatro en Colima, 58 en el Distrito Federal, 21 en Durango, 11 en Guanjuato, 48 en Guerrero, 30 en Hidalgo, 53 en Jalisco, 64 en el estado de México, 54 en Michoacán, nueve en Morelos, 13 en Nayarit, 29 en Nuevo León, 47 en Oaxaca, 36 en Puebla, 11 en Querétaro, 13 en Quintana Roo, 22 en San Luis Potosí, 41 en Sinaloa, 22 en Sonora, 13 en Tabasco, 26 en Tamaulipas, 14 en Tlaxcala, 91 en Veracruz, 15 en Yucatán y 24 en Zacatecas.
Un supervisor vigila el adiestramiento de seis capacitadores, un capacitador forma a los funcionarios de seis secciones electorales. Una sección electoral puede tener de dos a tres casillas. Por lo tanto, 898 capacitadores mapaches pueden adulterar los resultados de 5 mil 398 secciones electorales o de 10 mil a 16 mil casillas, de un total aproximado de 150 mil que se van a instalar. Dicho de otro modo, la oligarquía golpista ha tendido sus redes para alterar los resultados de entre 5 y 10 por ciento de las casillas.
Peor aun: el pasado martes, el IFE aprobó la instalación de 11 mil secciones electorales especiales, en donde podrán votar los desplazados de sus lugares de origen por la violencia de la guerra desatada por Calderón. Los funcionarios de esas secciones, que atenderán entre 22 mil y 33 mil casillas extras, serán capacitados sin pasar examen de admisión ni cumplir el requisito de no haber intervenido en los procesos de 2006 y 2009. Los mapaches, para decirlo pronto, se encargarán de mesas de votación que estarán sobre todo en los distritos electorales federales 1, 4, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13, 15, 18, 19, 23 y 24 de la ciudad de México, correspondientes a las delegaciones Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Cuauhtémoc y Coyoacán, mientras en Veracruz, o en Tamaulipas, donde la cosa está que arde, el número de secciones especiales será mínimo.
En forma complementaria, los levantacejas y demás miembros de la opinocracia ya dicen y repiten desde ahora que Andrés Manuel López Obrador está “judicializando” el proceso, o curándose en salud, “porque sabe que va a perder”.
Nada más falso. Impugnar desde ahora las gravísimas irregularidades que ya han sido detectadas no persigue otro objetivo que el de evitar un nuevo conflicto como el de 2006, que lesionó tan profunda y dolorosamente al país.
López Obrador pidió a los tres partidos que integran la coalición Movimiento Progresista –PRD, PT y MC– que cada uno ofreciera una tercera parte de los puestos de representantes de casilla a los militantes de Morena. El PRD se negó por completo. PT y MC aceptaron ceder no la tercera, sino la mitad de los puestos. De tal modo, Morena contará con casi 500 mil representantes de casilla en todo el país, que bien pueden evitar el fraude.
Esta es la hora del pueblo. Ninguno de esos puestos de representantes de casilla debe quedar vacante. ¿Queremos poner fin a 30 años de saqueo y devastación e iniciar una nueva etapa en la historia de México? ¿Queremos acabar con esta dictadura? Tenemos que despeinarnos.
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