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Desde otras ciudades
Desde otras ciudades
Las universidades españolas, sobre todo las que se construyeron durante la dictadura fascista de Francisco Franco (1939-1976), tienen una peculiaridad que resulta extraña y hasta chocante: en cada edificio de los centros académicos hay, casi siempre en un lugar de privilegio y de dimensiones generosas, una capilla donde rezar u oficiar misa. Es una herencia más de ese régimen que se construyó y se mantuvo gracias a la alianza estratégica de militares de ideario totalitario y obispos, cardenales y curas entusiastas de la represión y el dogma.
Ante los recortes y el cambio de siglo, la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid decidió dar un paso inédito hasta ahora: eliminar la capilla para transformarla en un aula donde los alumnos reciban clases de física, matemáticas, historias de las civilizaciones o inglés. El caso es luchar contra el hacinamiento de los estudiantes y utilizar un espacio público inutilizado (ya que la mayoría del tiempo las capillas están vacías, con su ambiente espectral sólo iluminadas por veladoras).
La decisión del decano de la facultad, Luis Otero, provocó una revuelta de los grupos minoritarios ultracatólicos de la universidad, apoyados por organizaciones externas al centro educativo, que decidieron iniciar una protesta y una "vigilia", con rezos incluidos, para que no desaparezca la capilla. El rector de la Universidad, José Carrillo, advirtió que las protestas por la medida "se están sacando de quicio. Se está llegando a una situación extrema donde ya se están recibiendo hasta amenazas de muerte. La facultad necesita espacio para su fin, que es la docencia, y necesita usar un espacio que está inutilizado por una capilla a la que van una persona o dos al día".
Armando Tejeda, corresponsal
Cierre de capilla en la Complutense causa protestas tomada del Facebookde la universidad
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