Antonio Gershenson
"Los dirigentes de los Brics, que agrupan a las cinco mayores economías emergentes del mundo, se reúnen este fin de semana en India para su octava cumbre anual". Así se inició en este periódico el domingo 16 de octubre pasado la descripción de dicho encuentro. Son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Había cierto temor debido al nuevo gobierno de derecha en Brasil, pero su presidente no habló en público y sólo propuso a cada uno de los países presentes formas de mejoramiento del comercio en cada caso, en un intento de sacar a Brasil de la crisis. Tal vez consideró que estaba entre gigantes.
Los cinco países juntos tienen 53 por ciento de la población mundial. Hubo también reuniones paritarias, y Rusia e India pactaron una virtual fundición de sus empresas petroleras. En el terreno de la defensa militar india, pactaron la venta rusa de fragatas y sistemas de misiles aéreos de su mejor modelo, el S-400.
India y Myanmar firmaron tres acuerdos. Incluyeron la cooperación de sus sectores de generación eléctrica.
También hubo una reunión del Bimstec, formado por Bangladesh, Bután, Myanmar (Birmania), Nepal, Sri Lanka (Ceilán), India y Tailandia. Y una reunión entre esta organización y el Brics.
Otro acto importante en estos días fue el jueves 20 de octubre. Junto con reuniones con los principales gobernantes chinos, en Pekín, el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció su alejamiento de Estados Unidos, su tradicional aliado, confirmando su espectacular giro diplomático hacia China. Estaba en una gira de cuatro días por China, con una delegación de 400 integrantes. Pocas horas después de su reunión con el presidente chino, dijo que "anuncio mi separación de Estados Unidos", en medio de aplausos. Esta última información viene de Afp (antes France Presse).
Hubo, el 10 de octubre, una importante cooperación entre Rusia y Turquía. El proyecto Turkish Stream –que remplaza al proyecto South Stream (bloqueado por la Unión Europea)– prevé la construcción de un gasoducto con una extensión de mil 100 kilómetros que llevará el gas natural hacia la frontera entre Turquía y Grecia, donde se pretende crear un centro de conexión para distribuir el gas al resto de Europa. Asimismo, será un complemento del gasoducto Blue Stream, en servicio desde 2005 y que atraviesa el fondo del mar Negro.
Además de estos eventos, el énfasis se está poniendo en el sector ferroviario y se están desarrollando varias rutas para intensificar los intercambios entre China, Asia Central y la Unión Europea (ya sea a través de Rusia y Bielorrusia en el norte, o de Irán y Turquía en el sur), y entre China y la península de Indochina. Este gran corredor terrestre que conectaría de este a oeste los dos extremos de Eurasia se vería complementado por otros corredores, también terrestres, que irían de norte a sur, como el de China (Xinjiang) a Pakistán y el de China (Yunnan) a Myanmar, Bangladesh e India. Estos corredores de norte a sur conectarían zonas del interior de China con la costa sur.
Varias de estas líneas ya son operativas, y se pretende renovarlas (convirtiéndolas en algunos casos en líneas de alta velocidad), mientras otras necesitan que se complete su instalación antes de poder entrar en funcionamiento. En relación con el comercio de mercancías entre China y Europa, hay conexiones regulares por tren que finalizan en Alemania. Y hay que considerar rutas entre Polonia y China.
Ha salido el anuncio de la construcción de una línea de alta velocidad entre Belgrado y Budapest, que se espera completar en 2017 y extender posteriormente hasta Atenas. En cuanto a las líneas de alta velocidad, ya se ha anunciado oficialmente que se está trabajando en un proyecto de más de 200 mil millones de euros para unir Pekín y Moscú e incluso fuentes periodísticas chinas apuntan la posibilidad de construir una línea de alta velocidad que conecte Pekín con Londres, vía Turquía.
Este cuadro de Asia contrasta con los de otras partes del mundo, de crecimiento lento y algunas en crisis, incluso dos del Brics. Y en cambio los dos países más poblados del mundo, India y China, tienen ahora niveles de crecimiento de alrededor de 7 por ciento anual.
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