Rechazan la reforma de salud que impulsa la Casa Blanca; le llaman ‘socialista’ a la propuesta
César Muñoz Acebes / EFE 2009-09-13 La Opinión
WASHINGTON, D.C.— Decenas de miles de conservadores llenaron ayer el centro de Washington para expresar su rechazo a la expansión del Estado, impulsada por el presidente Barack Obama, en particular su plan de reforma sanitaria.
La manifestación es el acto más multitudinario hasta ahora de un movimiento de protesta entre los conservadores que se inició en abril y que en ciertos momentos ha colocado a la Casa Blanca a la defensiva.
Pese a que el Partido Republicano carece ahora mismo de un líder natural tras la derrota en las urnas el año pasado, grupos de base han encontrado nueva energía en su oposición a las iniciativas de Obama.
"Nunca antes en la historia habíamos tenido una marcha hacia el socialismo como la que defiende este Presidente", dijo Bárbara Espinosa, una abuela que no quiso decir su edad y que voló desde Arizona para protestar en Washington.
Silvia Zumárraga, de 42 años, portaba un cartel con el signo soviético de la hoz y el martillo, y una foto con los rasgos de Obama y el perfil del Che Guevara sobre la bandera de Estados Unidos.
"Yo nací en Argentina y sé lo que es un gobierno socialista, y no quiero eso para mi país aquí", dijo Zumárraga, que está nacionalizada estadounidense.
Los manifestantes, casi exclusivamente blancos, esgrimieron el apelativo de "socialista" contra Obama como un insulto, en pancartas y eslóganes que pedían su destitución o le acusaban de mentir al pueblo.
La Policía no proporcionó un cálculo oficial de la cantidad de participantes, que convirtieron en una hilera de cabezas el trecho de la Avenida Pennsylvania que unen el Departamento del Tesoro y la Casa Blanca con el Congreso.
Paradójicamente, sólo un puñado de legisladores republicanos participaron en la manifestación, por temor a asociarse con los elementos más extremistas de la derecha, que mantienen, por ejemplo, que Obama no debería ser Presidente porque no nació en Estados Unidos, según creen ellos.
La marcha fue convocada por una coalición de organizaciones conservadoras, incluidas FreedomWorks, Tea Party Patriots y ResistNet, que ha realizado protestas contra el gasto público y el plan de reforma de salud en los últimos meses en todo el país.
"Finalmente los conservadores nos hemos despertado. Es muy difícil hacer que los conservadores se levanten del sofá; en cambio es fácil para los liberales. Ellos quieren cambiarlo todo", afirmó Richard Wohltmann, de 53 años, quien sostenía una pancarta que decía "La redistribución de la riqueza es robo".
Wohltmann, que trabaja en una empresa de importaciones de Pennsylvania, había llegado a Washington en uno de los autobuses fletados para la ocasión desde distintos puntos del país.
A pocos pasos de él, George Lucas, que se identificó a sí mismo como un "reverendo", gritaba a través de un altavoz: "Están matando a los bebés y salvando a las ballenas, salvando a los caracoles".
Buena parte de los carteles contenían protestas contra la reforma de salud, con la que Obama pretende que Estados Unidos se equipare al resto de los países desarrollados, pero el descontento de los conservadores va más allá de ese tema.
Ellos ven la expansión generalizada del Estado como una amenaza para la libertad. "Creo que el gobierno se está apoderando de todo", dijo Lisa Holt, de 24 años, quien voló desde Florida a Washington con su madre para la manifestación.
"Estamos aquí para decir al Congreso y a la Casa Blanca que no estamos contentos con todo el dinero que se están gastando", afirmó, por su parte, Michael Townsend, de 39 años, que llegó de Carolina del Sur con su mujer e hijos.
Durante el gobierno de George W. Bush, el centro de Washington se llenó en numerosas ocasiones de manifestantes de izquierda, principalmente opuestos a la guerra en Irak, pero la ciudad no había conocido una movilización de conservadores de tal magnitud en muchos años.
Protestaron no para pedir algún cambio en el país, sino para defender que las cosas se queden como están.
En vista de las acciones de Obama, "simplemente no podemos dar por sentado que Estados Unidos se mantendrá como siempre ha sido", resumió Wohltmann.
César Muñoz Acebes / EFE 2009-09-13 La Opinión
WASHINGTON, D.C.— Decenas de miles de conservadores llenaron ayer el centro de Washington para expresar su rechazo a la expansión del Estado, impulsada por el presidente Barack Obama, en particular su plan de reforma sanitaria.
La manifestación es el acto más multitudinario hasta ahora de un movimiento de protesta entre los conservadores que se inició en abril y que en ciertos momentos ha colocado a la Casa Blanca a la defensiva.
Pese a que el Partido Republicano carece ahora mismo de un líder natural tras la derrota en las urnas el año pasado, grupos de base han encontrado nueva energía en su oposición a las iniciativas de Obama.
"Nunca antes en la historia habíamos tenido una marcha hacia el socialismo como la que defiende este Presidente", dijo Bárbara Espinosa, una abuela que no quiso decir su edad y que voló desde Arizona para protestar en Washington.
Silvia Zumárraga, de 42 años, portaba un cartel con el signo soviético de la hoz y el martillo, y una foto con los rasgos de Obama y el perfil del Che Guevara sobre la bandera de Estados Unidos.
"Yo nací en Argentina y sé lo que es un gobierno socialista, y no quiero eso para mi país aquí", dijo Zumárraga, que está nacionalizada estadounidense.
Los manifestantes, casi exclusivamente blancos, esgrimieron el apelativo de "socialista" contra Obama como un insulto, en pancartas y eslóganes que pedían su destitución o le acusaban de mentir al pueblo.
La Policía no proporcionó un cálculo oficial de la cantidad de participantes, que convirtieron en una hilera de cabezas el trecho de la Avenida Pennsylvania que unen el Departamento del Tesoro y la Casa Blanca con el Congreso.
Paradójicamente, sólo un puñado de legisladores republicanos participaron en la manifestación, por temor a asociarse con los elementos más extremistas de la derecha, que mantienen, por ejemplo, que Obama no debería ser Presidente porque no nació en Estados Unidos, según creen ellos.
La marcha fue convocada por una coalición de organizaciones conservadoras, incluidas FreedomWorks, Tea Party Patriots y ResistNet, que ha realizado protestas contra el gasto público y el plan de reforma de salud en los últimos meses en todo el país.
"Finalmente los conservadores nos hemos despertado. Es muy difícil hacer que los conservadores se levanten del sofá; en cambio es fácil para los liberales. Ellos quieren cambiarlo todo", afirmó Richard Wohltmann, de 53 años, quien sostenía una pancarta que decía "La redistribución de la riqueza es robo".
Wohltmann, que trabaja en una empresa de importaciones de Pennsylvania, había llegado a Washington en uno de los autobuses fletados para la ocasión desde distintos puntos del país.
A pocos pasos de él, George Lucas, que se identificó a sí mismo como un "reverendo", gritaba a través de un altavoz: "Están matando a los bebés y salvando a las ballenas, salvando a los caracoles".
Buena parte de los carteles contenían protestas contra la reforma de salud, con la que Obama pretende que Estados Unidos se equipare al resto de los países desarrollados, pero el descontento de los conservadores va más allá de ese tema.
Ellos ven la expansión generalizada del Estado como una amenaza para la libertad. "Creo que el gobierno se está apoderando de todo", dijo Lisa Holt, de 24 años, quien voló desde Florida a Washington con su madre para la manifestación.
"Estamos aquí para decir al Congreso y a la Casa Blanca que no estamos contentos con todo el dinero que se están gastando", afirmó, por su parte, Michael Townsend, de 39 años, que llegó de Carolina del Sur con su mujer e hijos.
Durante el gobierno de George W. Bush, el centro de Washington se llenó en numerosas ocasiones de manifestantes de izquierda, principalmente opuestos a la guerra en Irak, pero la ciudad no había conocido una movilización de conservadores de tal magnitud en muchos años.
Protestaron no para pedir algún cambio en el país, sino para defender que las cosas se queden como están.
En vista de las acciones de Obama, "simplemente no podemos dar por sentado que Estados Unidos se mantendrá como siempre ha sido", resumió Wohltmann.
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