Trata de personas en pleno centro histórico de Puebla
En los primeros seis meses de este año se han realizado nueve operativos contra esas bandas; los resultados son 89 víctimas rescatadas, 23 detenidos y seis casas aseguradas.
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La trata de personas en el centro histórico de Puebla condujo a que en el primer semestre de este año las autoridades realizaran nueve operativos, en los cuales rescataron a 89 víctimas de ésta y otras 12 entidades. Seis inmuebles fueron asegurados y hubo 23 detenidos.
Los operativos fueron realizados por la procuraduría poblana y la Fiscalía Especial para Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra). Los inmuebles están en calles cercanas al zócalo y la catedral de la ciudad. Las denuncias anónimas revelaron la ubicación de vecindades o locales que operan como hoteles, botaneros o chelerías, donde mujeres, adolescentes y niñas son obligadas a ejercer el sexoservicio.
"No sucede solo en Puebla, sino en todo el país; el fenómeno de trata es difícil de combatir, porque hay grupos con mucha movilidad, incluso a escala internacional", afirmó el procurador Víctor Carrancá.
"Entre los 23 detenidos no ha habido autos de libertad; los procedimientos siguen y solo tenemos dos órdenes de aprehensión no ejecutadas. Pronto llegaremos a las condenas", aseguró. No obstante, reconoce que ninguno de los detenidos pertenece a bandas del crimen organizado.
EL "ZONA ZENTRO"
Ricardo Herrera, titular de la Unidad de Seguimiento al Delito de Trata en Puebla, contó la historia del "Zona Zentro", un departamento en una vecindad de la calle 12 Poniente, en el centro histórico. "Este inmueble fue cateado en septiembre y se encuentra bajo investigación. Si lo ves desde afuera, no te das cuenta de que realizaba la función de hotel, porque el departamento se fue agrandando por dentro mediante la interconexión con otros departamentos" explicó.
Cruzando la puerta principal que da a la estancia, una lona colgada de la escalera anuncia el giro mercantil: "Zona Zentro, habitación 80 pesos". Al lado, un pasillo de dos metros de largo fue adaptado como taquilla. El pago por servicio sexual era adicional y, al hacerlo, los clientes recibían un preservativo de la Secretaría de Salud del DF. Herrera describió que las víctimas y sexoservidoras esperaban sentadas en sillas de plástico colocadas en la estancia, junto a los lockers donde las mujeres guardaban sus pertenecías.
La taquilla funcionaba también como cabina de vigilancia. Desde ahí eran monitoreados los puntos clave del inmueble, incluidas puertas y pasillos. "Aquí fueron rescatadas 13 víctimas, hubo un detenido y 24 clientes fueron remitidos como testigos", dijo el fiscal. En compañía de las autoridades, MILENIO recorrió el lugar, que hoy se encuentra cerrado y en condiciones insalubres, a 10 meses de su clausura.
Tras el operativo, todo quedó revuelto: colchas, sábanas, botas, papelería, notas, cables, paquetes de sándwiches, cajas de papel sanitario, botellas de agua, condones usados. La antigüedad del inmueble fue disfrazada para agrado visual de la clientela: los dormitorios se pintaron de rosa y amarillo, el maltratado techo se ocultó con lienzos blancos, el cableado de los sistemas de videovigilancia se cubrió con tablarroca y la visibilidad al exterior se anuló con láminas y vidrios ahumados. En realidad, todos, habitantes y vecinos del lugar, sabían qué pasaba allí.
Pero en el "Zona Zentro" la trata de personas no fue el único negocio —comenta el fiscal Herrera—, pues junto a la estancia estaba un servicio de "cafetería" para clientes y víctimas. Orinar y defecar tenía también un precio: cinco pesos. Irónicamente, los tratantes y personal del lugar eran gente de fe: al menos eso revela el altar montado junto a la entrada en honor a San Judas Tadeo por aquello del trabajo, San Martín Caballero para la protección del negocio, San Ramón para acallar los chismes y la virgen de San Juan de los Lagos como patrona de los favores difíciles.
No hay manera de saber cuánto tiempo funcionó ni cuánto dinero generó el lugar que, aparentemente, estaba afiliado a la Asociación Poblana de Hoteles y Moteles. La única pista es un cartel hecho a mano que quedó en el suelo tras el operativo: "Abrimos todos los días, también en Semana Santa".
TRATAMIENTO A VÍCTIMAS
Rescatar una víctima no es fácil. Érika Hernández, psicóloga adscrita a la procuraduría de Puebla, señala: "Las víctimas de trata que han llegado al albergue han sido mis pacientes más complicados, porque hay mujeres que fueron enamoradas por su tratante y otras que fueron amenazadas de muerte si no trabajaban para ellos. Todas tienen posibilidades de salir adelante, pero las que tuvieron miedo avanzan más rápido que las que están enamoradas".
Durante la terapia un equipo de mujeres psicólogas, trabajadoras sociales y abogadas apoya a cada víctima a recuperar su identidad, a reintegrarse a su familia o a comenzar otra vida con un empleo modesto. Pese a la importancia de su labor, dice la psicoterapeuta, "es la parte más olvidada (por el gobierno estatal): a nosotros nos dan menos recursos o apoyos, porque no somos Ministerio Público".
El 3 de junio la SSP estatal anunció la elaboración de un censo de giros negros con base en la información de los 217 municipios, "aunque estos lugares cierran en un lugar y mañana abren en otro", sostuvo el procurador Carrancá.
Para realizar un operativo se requiere una investigación previa y coordinación con autoridades municipales, federales y de otros estados, así como órdenes de cateo. El procurador habló incluso de reuniones e intercambio de información con un grupo de la embajada estadunidense.
La Procuraduría confía en que, al concientizar a la sociedad poblana, habrá mejores resultados. "Entre más se hable de esto y la gente lo entienda, será menos indiferente. Que no se vea como un fenómeno al que nos podemos acostumbrar, que nos llamen al 089 para aportarnos datos, señalarnos lugares donde puede haber esa explotación y nosotros podremos actuar
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