La Historia de esos días

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Revista Política. Quince días de México y del mundo.

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La revista Política: un proyecto periodístico y político

SECCIÓN:CULTURA HOY MAÑANA Y SIEMPRE FECHA:22 OCTUBRE, 2011
HTTP://WWW.SIEMPRE.COM.MX/2011/10/LA-REVISTA-POLITICA-UN-PROYECTO-PERIODISTICO-Y-POLITICO/
Daniel Molina Álvarez
Primero que nada, deseo agradecer a la maestra Carmen Galindo la amable invitación que me ha extendido para participar en el “Seminario Público de Historia de la Cultura en México (1900-1970)”, para desarrollar una exposición acerca de “La revista Política: un proyecto periodístico y político”. Considero una distinción esta invitación, porque me permite contribuir en la encomiable y enorme tarea que se ha trazado este seminario de acopiar material testimonial de primera mano acerca de la historia de la cultura en México durante el siglo XX.
Por fortuna, existe en la actualidad en México una enorme cantidad de fuentes documentales que nos permiten reconstruir el conocimiento de la historia de la cultura en México: archivos públicos y privados; bibliotecas y libros; hemerotecas repletas de periódicos y revistas, memorias, ensayos, artículos periodísticos, tesis profesionales, museos y exposiciones nos ofrecen material sobre cualquier tema de la cultura nacional. Sin embargo, las fuentes testimoniales, el relato de las vivencias de los artífices, actores o simples testigos de las manifestaciones de la cultura en México son hasta ahora relativamente escasos, tal vez el Instituto Nacional de Antropología e Historia y su programa de historia oral y sin duda este “Seminario Público de Historia de la Cultura en México (1900-1970)”, que desarrolla la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, son los únicos proyectos institucionales que se proponen colmar este vacío. Por esta razón, participar como expositor en este seminario es altamente gratificante.
La revista Política: un proyecto periodístico y político
Sin duda alguna, la revista Política ha sido una de las empresas periodísticas más importantes que se realizaron en México durante la década de los sesentas del siglo XX. Humberto Musaccio, relata cómo por aquellos años, que fueron los de su juventud, esperaba con impaciencia la aparición de un nuevo número de la revista Política y cómo lo leía con avidez; y éste es un testimonio de calidad, que refleja el impacto que causaba entre sus lectores la revista Política, que fue, si no la Biblia, por lo menos sí el Catecismo de Ripalda en el que abrevamos los entonces militantes de la izquierda mexicana.
La revista Política surge en un complicado momento de la vida nacional: el hartazgo del dominio despótico del Partido Revolucionario Institucional; el agotamiento de la retórica de la Revolución Mexicana, explotada y monopolizada por el partido oficial; la desmoralización y descontento que produjo la represión oficial en contra de los movimientos de insurgencia sindical de maestros, telegrafistas, petroleros, médicos y ferrocarrileros en 1958-1959; la incredulidad pública en las instituciones y en la denominada “Prensa vendida” privaban en la opinión pública; en tales circunstancias, un acontecimiento internacional: el triunfo de la Revolución Cubana proporcionó un aliento a la izquierda y despertó la conciencia de amplios sectores populares.
El nacimiento y la vida de la revista Politica y el triunfo y auge de la Revolución Cubana, son hechos coincidentes y paralelos. El primer número de la revista quincenal Política salió a la luz pública en mayo de 1960 y dejó de publicarse en enero de 1967, tuvo un tiraje de 25 mil ejemplares, se editó en una imprenta propiedad de Manuel Marcué localizada en la colonia Banjidal al sur de la ciudad; sus destartaladas oficinas estuvieron en el primer piso del edificio número 54 de la avenida Bucareli, a media cuadra del célebre “Café Habana”, que funcionó siempre como nuestra oficina alterna.
Dejó de publicarse por problemas financieros y por el acoso que sufrió por parte del gobierno federal que  se negó a proporcionarle el papel subsidiado de la paraestatal PIPSA. En realidad, Política sucumbió como víctima de la represión del gobierno despótico de Gustavo Díaz Ordaz, a quien Manuel Marcué denunció y combatió tenazmente
Al centro Manuel Marcué Pardiñas, a su izquierda, su sobrino Carlos Perzabal Marcué, a la derecha Ernesto Che Guevara. La Habana, 1963.
Fuente: De las memorias de Manuel Marcué Pardiñas, México, 1997.
Para dar una idea aproximada de la importancia de la revista Política en la historia del periodismo, he dividido este breve texto en dos partes, en la primera hago un recuento de mi relación personal con Manuel Marcué Pardiñas, que mantuve con él desde 1960 hasta su muerte en 1971; en un segundo apartado  intentaré una valoración crítica de su obra como periodista, político y legislador.
I. Mis danzas y andanzas con Manuel Marcué Pardiñas
Conocí a Manuel Marcué Pardiñas en 1960, me lo presentó su amiga  Paquita Calvo Zapata, entonces directora del periódico estudiantil Combate que editábamos en la Facultad de Derecho, de la UNAM y que se imprimía en la imprenta de Manuel Marcué. Del periódico Combate, órgano del Grupo Patricio Lubumba, y cuyo nombre y logotipo se inspiraba en un homónimo publicado en los años treinta por Narciso Bassols, publicamos no más de cinco números, con un tiraje no mayor a los mil ejemplares. Después de la matanza del 2 de octubre del 68, Paquita se radicalizó, fundó, dirigió y operó la primera organización guerrillera urbana: el Frente Urbano Zapatista (FUZ) que realizó un famoso secuestro, Paquita fue detenida y pasó varios años en la prisión de Mujeres de Santa Marta Acatitla; fiel a sus afectos, Manuel Marcué visitaba asiduamente los domingos a Paquita, ahí coincidíamos en ocasiones.
Pero volvamos a los inicios de los sesenta y a la época de la fundación de Política; por recomendación de Paquita, Marcué me invitó a trabajar en la revista, primero esporádicamente y después como colaborador de planta, en Política me inicié en el periodismo aprendiendo el oficio desde abajo y en la práctica; eran los tiempos de la tipografía en caliente y de los linotipos, mis primeras tareas fueron las de corrector tipográfico, con la práctica se me incorporó como redactor-, al final me encargue de la secretaría de redacción y fui responsable del suplemento.
Ahí, bajo la enérgica dirección de Rosendo Gómez Lorenzo y con el apoyo y las enseñanzas del Dr. Jorge Carreón, de Renato Leduc, de Ermilo Abreu Gómez y de Víctor Rico Galán, me inicié como periodista y como activista sindical, ya que junto con Roberto Escudero, participé en una huelga (de cuatro o cinco trabajadores) que demandábamos un aguinaldo de fin de año; el conflicto se resolvió favorablemente cuando Marcué aceptó pagarnos el aguinaldo en especie, con números atrasados de la revista Problemas Agrícolas e Industriales de México, que también el dirigió.
Sin embargo, más allá de mi iniciación como periodista, la experiencia en Política me sirvió como marco para enriquecer y ampliar mi radio de militancia, ahí me tocó participar en marzo de 1961 en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía, la Emancipación Económica y la Paz, a la que convocaron el comandante Fidel Castro y el general Lázaro Cárdenas. Luego vino en abril la invasión militar de Cuba en Playa Girón por tropas de mercenarios patrocinadas por el gobierno de los Estados Unidos, que fueron inmediatamente derrotadas; la también llamada  invasión de Bahía de Cochinos provocó una ola de protestas en toda América Latina; en México, Manuel Marcué participó activamente en las movilizaciones, en sus talleres se imprimieron miles de carteles, que sujetamos con gruesos palos y que se transportaron en el destartalado automóvil de Paquita Calvo hasta Avenida Juárez en donde se inició la histórica manifestación que presidió y en la que fue orador el general Lázaro Cárdenas.
La manifestación del 21 de abril de 1961 terminó, y los granaderos iniciaron el ataque contra los manifestantes que se defendieron haciendo uso de los palos que sostenían las pancartas que aportó Manuel Marcué.
¡Cuba Sí! ¡Yanquis No!. Manifestación del 21 de abril de 1961 en la ciudad de México.
Fuente. La Jornada .Suplemento cultural.
La represión del 21 de abril de 1961 y la negativa del gobierno mexicano de dar autorización para que el general Cárdenas viajara a Cuba, fueron hechos definitorios que profundizaron el divorcio definitivo del gobierno mexicano con los sectores populares.
Al conmemorarse el 50 aniversario de estos acontecimientos, Adolfo Sánchez Rebolledo escribió una espléndida crónica en la que rememora:
Impacientes por ver qué se decía y cómo nos integrábamos a las acciones de solidaridad, nos fuimos a Ciudad Universitaria, donde ya se advierte la movilización, sobre todo en el ala de Humanidades y la Facultad de Ciencias. La invasión es inminente. Los días siguientes, convocados por los grupos Linterna, Prometeo, César Vallejo y otros frentes amplios del PCM, acudimos a las asambleas, pintamos mantas y volanteamos la ciudad. La tarde del 16, pegados a la onda corta o agolpados en la cabina de Radio Universidad, escuchamos a Fidel Castro declarar el carácter socialista de la revolución y el inicio del combate contra las fuerzas invasoras.
En esta crónica, Fito reconoce la participación en la marcha de Manuel Marcué y del “equipo de Política”  y recuerda más adelante, con emoción el nacimiento en el auditorio Narciso Bassols de Economía en Ciudad Universitaria de las Brigadas de Voluntarios que estaban –estábamos- dispuestos a marchar a Cuba a combatir en defensa de Revolución, dice Fito.
…el Comité de Voluntarios que, imitando al internacionalismo antifascista que defendió a España en 1936, planea mandar a la isla una fuerza solidaria integrada por jóvenes dispuestos a seguir el ejemplo de Lázaro Cárdenas… Para alistarse, los potenciales brigadistas debíamos llenar un sencillo formulario donde se preguntaba acerca de las habilidades prácticas de los aspirantes… Por fortuna, la evolución de los hechos hizo innecesaria la movilización de esa improvisada columna, pero, a pesar de la sorna o el escepticismo con la que algunos observan el ritual, para mí estaba claro que la mayoría de aquellos estudiantes habían hecho una elección moral que de alguna manera cambiaria sus vidas.
Este era el ambiente político y moral que predominaba al iniciarse la década de los sesentas.  Para cristalizar el apoyo a la Revolución Cubana se organizó también la ya mencionada Conferencia Latinoamericana, de donde surgió la convocatoria para integrar el Movimiento de Liberación Nacional que se fundó el 4 de agosto de 1961.
Manuel Marcué Pardiñas en el patio de la Crujia M de Lecumberri. (ca. 1970).
Fuente: Archivo Fotográfico de la revista Punto Crítico.
Colaborando con el MLN (Movimiento de Liberación Nacional), Manuel Marcué todavía resistió los embates de los ataques del gobierno hasta enero de 1967 en que se le obligó a cerrar definitivamente la revista Política. Muchos años después, cuando se abrieron los archivos secretos de la represión, por una notable investigación que hizo en ellos el periodista Jacinto Rodríguez Murguía de las formas de represión y corrupción que el poder empleaba en esos años en contra de la prensa, se descubrió con lujo de detalles el espionaje al que era sometido Manuel Marcué: transcripción de las grabaciones de sus conversaciones telefónicas, copias de su correspondencia, informes de los médicos acerca de su salud, reportes sobre sus actividades cotidianas, chismes sobre su vida privada y sentimental, de todo ello estaba enterada la Dirección Federal de Seguridad.
Los hechos se precipitaron con violencia, durante la década de los sesentas: el 26 de julio de 1968 se inició el Movimiento Estudiantil Popular, en el que Manuel Marcué participó en su calidad de ciudadano; después de la matanza del 2 de octubre, Marcué fue tomado preso, permanece en la prisión de Lecumberri desde 1968 a 1971,  ahí llegué a visitarlo en ocasiones. Cuando salió de la cárcel, Marcué se incorporó de inmediato a la militancia; todos recordamos su valiente participación el Jueves de Corpus de 1971, encabezando la marcha que terminó otra vez en sangrienta matanza. Recordamos también cómo durante muchos años, cada 2 de octubre publicaba en varios periódicos a plana entera, como inserción pagada, un poema en  memoria de los caídos el 2 de octubre.
Me reencontré con Manuel Marcué cuando fue diputado en la primera de las legislaturas con presencia cardenista, él como diputado Federal y yo como modesto asesor, conversábamos a menudo. Cuando se produjo el sospechoso incendio de la Cámara de San Lázaro y los diputados tuvieron que emigrar a su exilio en el Centro Médico Siglo XXI, Marcué sufrió un infarto, fue trasladado al contiguo Centro Médico donde lo visitábamos diariamente y le llevábamos saludos y noticias, íbamos juntos el también entonces diputado Miguel Aroche Parra, otro de los de la Vieja Guardia de los comunistas mexicanos, que había sido su compañero de prisión en Lecumberri y con el que siempre discutía Marcué. Finalmente, lo perdí de vista, Manuel Marcué falleció en 1971 en una fecha de la que no quiero acordarme.
II. Las aportaciones de Manuel Marcué al periodismo nacional.
Hacer una valoración crítica y objetiva de las aportaciones de Manuel Marcué Pardiñas al periodismo en México debe considerar su participación en tres importantes publicaciones, Problemas de México, órgano periodístico del Partido Popular. Posteriormente, fundó y dirigió la revista que apareció en julio–septiembre de 1946 con el título  de Problemas Económico-Agrícolas de México y que en enero-marzo de 1949 cambió su nombre a Problemas Agrícolas  Industriales de México, (PAIM) una lujosa y elegante publicación. El académico especialista José Rivera Castro publicó un ensayo sobre PAIM en que destaca la importancia de esta publicación que recogió en sus páginas textos hoy clásicos sobre México. “PAIM  constituía  una publicación–dice Rivera Castro- que logró ambiciosos objetivos en calidad y consistencia que la convirtieron en una de las mejores revistas de su época, sobre todo en el campo de las ciencias sociales”.
Manuel Marcué culminó su aportación al periodismo mexicano con la fundación y dirección de la revista Política; sin duda alguna, cualquier investigación seria sobre la vida en México en la década de los sesenta, no puede prescindir de Política, revista en la que el controvertido y polémico Manuel Marcué logró conjuntar los esfuerzos de los mejores periodistas, escritores e intelectuales del México de entonces.
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¡Cuba Sí! ¡Yanquis No!. Manifestación del 21 de abril de 1961 en la ciudad de México.
Fuente. La Jornada .Suplemento cultural.

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