La Historia de esos días

La Historia de esos días

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2 de abril de 2010

Rescate literario. María Torres Ponce

DE LETRAS
Así como hay momentos históricos determinados por las circunstancias y condiciones, también existen momentos literarios que son contundentes y categóricos, como en el caso de la obra de Fernán González de Eslava, que a través de los “coloquios” aportó un medio para comunicar los problemas sociales en el escenario.

Heredero del teatro medieval y antecesor de Lope de Vega, aunque los datos de su origen familiar son escasos y confusos, algunos dice que era mexicano, y otros que vino de España.
Lo cierto es que cuando tenía veinticuatro años vivía en esta tierra que asimiló e influyó en su formación intelectual, como se puede apreciar en su obra con el uso de los temas, vocabulario, comparaciones y metáforas como los aztequismos, usados sin intención de adorno ni de exhibición folclórica, sino más bien como una unificación de la esencia hispánica con la frescura de la nueva tierra que nos regala en los Coloquios espirituales y sacramentales que escribió.
Y así se ve en esta estrofa: “Humildad, ahmonqualli, que todos le muestren zuño, yo tengo al mundo en el puño, en el puño, pues que vale la moneda de mi cuño…”
Una de las características de estas obras teatrales es contar la historia con la finalidad de exponer algún tema social, político o religioso, y a través de la representación dejar la enseñanza al espectador.
Aunque carecen de una estructura dramática formal, debido a que la acción es lineal y expositiva y el desarrollo no se precisa ni los personajes poseen crecimiento psicológico, se logra el objetivo didáctico.
Estos coloquios se inician generalmente con un entremés que se relaciona con el tema de la historia, y antes de entrar formalmente a la representación se recitaba una loa dedicada por el autor a algún personaje.
Los personajes simbólicos con rasgos caracteriológicos que correspondían a los llamados “tipo”, que cumplían con el perfil y objetivo de transmitir que son víctimas de sus defectos y debilidades, como los seres humanos, y son arrastrados hacia el castigo divino.
El tono es trascendental en la obra didáctica y marca el género a la que pertenecen los coloquios, ya que provoca en el espectador un choque emocional, cuyo tono es medio, porque enfrenta al ser humano con su entorno, sus valores y reglas socio morales.
Coloquios espirituales y sacramentales ofrece la oportunidad de conocer y disfrutar una lectura didáctica que cumple con el objetivo de enseñar a través de la historia que se cuenta. Podría ser una elección para estos días “santos” y descubrir otra mirada, de aquella época tan distinta como distante, pero que ahora suma en nuestra identidad.

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