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7 de diciembre de 2010

EU libra aquí su guerra a las drogas: expertos

El Universal
Le importan poco los mexicanos o sus derechos, dicen; critican el gasto de miles de millones en una lucha que no es propia
politica@eluniversal.com.mx
La guerra antidrogas que se vive en México es en realidad otro más de los combates que Estados Unidos libra fuera de su territorio, afirman expertos. Esa lucha la comenzó hace 40 años, en los 80 la intensificó en Colombia y desde los 90 la trasladó a nuestro país, advierten.

El investigador de la Universidad de Texas en El Paso, Antonio Payán, califica de brutal el desgaste que México ha sufrido por el ataque a la delincuencia organizada y lo considera inaceptable porque EU es “el gran responsable” de la desgracia.

“México invierte miles de millones de pesos y pone miles de muertos en las trincheras de la guerra contra las drogas, que en realidad es un combate que Estados Unidos sostiene fuera de su territorio”, comenta.

Desde su perspectiva, la Iniciativa Mérida es una especie de vietnamización de la guerra. Los planes de designar a 45 agentes norteamericanos en una oficina binacional, revela mucho de la estrategia de Washington, dice Payán.

José María Ramos, experto en relaciones México-Estados Unidos de El Colegio de la Frontera Norte, alerta que nadie quiere reconocer la insignificancia real de la Iniciativa Mérida debido a que políticos y gobierno estadounidenses dejaron a un lado el factor primordial de esta guerra: el de su fracaso para reducir el consumo de narcóticos.

“La política antidrogas de Estados Unidos sigue sin dar resultados y las pruebas están en que el consumo se ha elevado los últimos 40 años y en que los grupos delictivos se han fortalecido a lo largo de la frontera común”, agrega.

Reportes de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de EU indican que en 2008 un promedio diario de 2 mil estadounidenses de entre 12 y 45 años consumió cocaína.

“La Iniciativa Mérida fue un reconocimiento simbólico de una supuesta corresponsabilidad, pero hasta este momento hemos visto que tiene varios problemas”, señala Payán.

En el primero de tres años del plan, México recibió en equipo y asesoría menos de 25 millones de dólares y para 2010 la cifra no sobrepasará los 231 millones. Originalmente la iniciativa prevé una inversión de mil 350 millones de dólares en equipo y asesoría.

De acuerdo con Payán, los recientes señalamientos de organismos no gubernamentales sobre violaciones a derechos humanos por parte de los militares que participan en el combate a los cárteles de la droga no amenazan la Iniciativa Mérida.

“A EU eso no le importa, no le interesa si los derechos de los mexicanos son ignorados, porque su política exterior lo considera como parte de la guerra de las drogas”, menciona.

La guerra que EU endosó a México
Expertos consideran que la Iniciativa Mérida representa la “vietnamización” que el vecino del norte hace de su lucha antidrogas
Ignacio Alvarado Álvarez
El Universal
Viernes 25 de diciembre de 2009





politica@eluniversal.com.mx


Los cuerpos decapitados de dos hermanos arrojados desde una avioneta en un municipio al sur de Sonora y la muerte, horas más tarde, de Arturo Beltrán Leyva y seis de sus escoltas en un complejo departamental de Cuernavaca, enmarcaron el miércoles 16 la jornada con mayor violencia registrada en el sexenio, con 64 homicidios.



La guerra declarada por el gobierno de Felipe Calderón a la delincuencia organizada arrojó hasta mediados de diciembre 15 mil 507 víctimas, de acuerdo con registros de procuradurías estatales.



El desgaste para el gobierno y sociedad mexicanos ha sido brutal, dice Antonio Payán, investigador de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). Pero sobre todo, agrega, es inaceptable si se considera que Estados Unidos es el gran responsable de la desgracia.



Afirma: “México ha invertido miles de millones de pesos y ha puesto miles de muertos en las trincheras de la guerra contra las drogas, que en la realidad no es sino otro más de los combates que libra Estados Unidos fuera de su territorio”.



Payán habla sobre la Iniciativa Mérida, el programa de cooperación anticrimen aprobado en julio de 2008 por el congreso estadounidense, y que prevé una inversión de mil 350 millones de dólares en equipo y asesoría durante tres años.



El pasado 15 de diciembre, el gobierno de Estados Unidos entregó a México cinco helicópteros Bell-412 y anunció para abril del próximo año la operación de la primera oficina “binacional”, desde la cual habrán de diseñarse estrategias de combate antidrogas.



La flotilla aérea enviada por Estados Unidos será complementada el año entrante con cuatro helicópteros y tres Blackhawk, que en conjunto alcanzan un valor de 276 millones de dólares.



El escenario, que incluye a 45 agentes estadounidenses en la oficina binacional, revela mucho de la estrategia de Washington, de acuerdo con Payán.



Ayuda “insignificante”



El investigador explica: “El problema con la Iniciativa Mérida es que es una especie de vietnamización de la guerra contra las drogas. Una guerra eminentemente estadonunidense que se ha venido librando durante 40 años, que intensificaron en los años 80 en Colombia y el Caribe y que han transportado a México en los 90 y la década actual.



“Así que es una lucha que Estados Unidos está peleando pero fuera de su territorio. No es una lucha que esté librando día con día, con muertes y sangre y dinero dentro de su territorio”.



El origen de la Iniciativa Mérida parte de un criterio hasta hoy cuestionado por muchos analistas. La idea de que con los poco más de mil 300 millones de dólares México tendrá suficiente respaldo para confrontar a poderosos grupos criminales ha dominado la conciencia de la clase política de Estados Unidos.



Los estadounidenses creen que sin tal ayuda la delincuencia organizada llegará a niveles de poder apabullante en la frontera común. José María Ramos, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), dice que nadie quiere reconocer la insignificancia real de la Iniciativa Mérida.



“La Iniciativa Mérida se está planteando como una alternativa orientada a ese sentido, y por lo tanto se han abierto debates internos para que México reciba este apoyo de EU”.



Pero los políticos y el gobierno estadounidenses dejan a un lado el factor primordial de esta guerra: el de su fracaso para reducir el consumo de drogas.



El investigador del Colef explica: “La política antidrogas de Estados Unidos sigue sin brindar resultados, y la prueba está en que el consumo se ha elevado los últimos 40 años y en que los grupos delictivos se han fortalecido a lo largo de la frontera común”.



Ramos agrega: “Hace 15 años no conocíamos a Los Zetas ni a los grupos de Juárez, y ahora son lo más cotidiano del mundo. Y ello, sin duda, es atribuible a esa política antidrogas”.



Consumo y armas, nuevos retos



Durante 2008, un promedio diario de 2 mil estadounidenses entre 12 y 45 años consumieron cocaína, de acuerdo con reportes de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos (ONDCP, en inglés).



La estadística revela que 12.6 millones de habitantes dijeron en 2008 haber consumido metanfetamina en algún momento de su vida. Otros 8.4 millones lo hicieron con el crack y 102 millones con mariguana. De estos últimos, 2.2 millones fumaron mariguana por vez primera el año pasado, es decir, un promedio de 6 mil personas cada día.



El empleo de crack, metanfetaminas y cocaína registra un ligero decrecimiento en el uso, no así el de mariguana, que aumentó entre estudiantes de secundaria y preparatoria de EU, de 46.9 a 47.5% entre 2006 y 2007, y se mantuvo casi inalterable durante 2008.

Las cifras generales durante la década demuestran, sin embargo, el incremento gradual del consumo en casi todas las drogas y la reducción de la edad de inicio, que fue de 13 a 12 años.



La suma total de estadounidenses que consumen drogas asciende a 30 millones, que sumados a los 4 millones de adictos oficialmente reconocidos en México nutren el millonario negocio de los traficantes de México y Sudamérica.



Esa cantidad de consumidores ha llevado al gobierno de Barack Omaba a replantear la estrategia antidrogas que durante cuatro décadas se centró en las operaciones bélicas.



Además de la Iniciativa Mérida, Estados Unidos debe trabajar en la reducción del consumo y el flujo de armas hacia México, dijo John Brennan, asesor presidencial en Seguridad y Contraterrorismo, durante el acto de entrega de los helicópteros Bell-412 a México.



Estados Unidos, según Brennan, es corresponsable en el fenómeno, y como tal debe enfrentar retos sociales nacidos del tráfico de drogas.





Ganancias para mercenarios



La Iniciativa Mérida, hasta ahora el principal programa de apoyo brindado por el gobierno de Estados Unidos, transita sin embargo un camino empedrado desde antes de su aprobación.



En el primero de tres años para el que fue concebido, México recibió en equipo y asesoría menos de 25 millones de dólares y para 2010 la cifra no sobrepasará los 231 millones. El presupuesto aceptado para el año próximo generó, de hecho, un debate entre republicanos y demócratas dentro del congreso.



Antonio Payán comenta: “La Iniciativa Mérida fue un reconocimiento simbólico de una supuesta corresponsabilidad, pero hasta este momento hemos visto que tiene varios problemas”. El investigador de UTEP asegura no solamente que el monto global de la ayuda es mínimo, sino que además convoca a los grandes mercenarios de ese país.



“Será como cualquier otra ayuda extranjera que realizan: un subsidio para sus propias compañías. Raramente va a recibir México un cheque o efectivo de Estados Unidos, sino que va a recibir el servicio o los productos de una compañía estadounidense, la cual se va a quedar con la ganancia. Y entre esas instancias hay que mencionar al Pentágono”.



La corresponsabilidad aludida por Brennan no se ha traducido en los hechos. A mitad de los tres años previstos para el ejercicio de los mil 350 millones de dólares, cubre de hecho menos de una cuarta parte del total.



El debate político detrás del programa y el lento derrame del dinero ocurren en un contexto poco favorable para México, cuya imagen se ha desgastado enormemente los años recientes, dice Payán.



“El manejo retórico de que México es un Estado fallido cobra vigencia entre la clase política, sobre todo entre republicanos. Esto alimenta los prejuicios, y en el marco de esta guerra contra las drogas, los conservadores estadounidenses insisten en que sus altos niveles de consumo obedecen a que esta guerra ha fallado, pero fuera de su país”.



El investigador cree que conforme transcurran los meses, la idea comenzará a ganar terreno incluso entre los demócratas, lo cual hará difícil que México llegue a contar con asesorías y equipo equivalentes a los mil 350 millones de dólares. Y parte del debate político se ha fincado sobre la honorabilidad demostrada por las fuerzas federales mexicanas en esta guerra.







Derechos humanos, no importan



En agosto pasado, Amnistía Internacional, según un comunicado, solicitó al Congreso de Estados Unidos la congelación de 15% de los fondos de la Iniciativa Mérida, “hasta que el gobierno mexicano cumpla sus obligaciones sobre derechos humanos”.



Además de Amnistía Internacional, organismos civiles mexicanos han elaborado informes sobre desaparición forzada, tortura y asesinato cometidos supuestamente por militares y policías federales los últimos dos años.



Los reportes fueron considerados por Patrick Leahy, senador del Partido Demócrata que preside el subcomité de adjudicaciones sobre asuntos extranjeros, después de que el Departamento de Estado declaró este año que los derechos humanos han sido respetados por las fuerzas federales en su batida contra los cárteles de la droga.



José María Ramos, el investigador del Colef, dice que el problema de los señalamientos por violaciones es la falta de contundencia que muestran los organismos defensores. “El reto será documentar los excesos que se hayan cometido, sobre todo durante 2009”. Aún así, la Iniciativa Mérida no se ve amenazada por esta circunstancia.



La causa de ello, agrega Payán, es que en realidad no importa a EU.



“A Estados Unidos no le interesa que México utilice o no el Ejército; no le interesa si el Ejército mexicano se corrompe o no; no le interesa que el Ejército mexicano respete los derechos humanos o no. La mera verdad, Estados Unidos tiene una política exterior que consiste en una guerra contra las drogas y si en el proceso los derechos constitucionales o los derechos procesales y humanos de los ciudadanos mexicanos quedan hechos añicos, no le interesa”.



Una gota para un incendio



La muerte de Beltrán Leyva y sus escoltas, no sólo acabó con uno de los tres narcotraficantes más poderosos, según los gobiernos de uno y otro país. También sirvió para que millones de mexicanos fueran testigos de una operación militar de alto nivel.



Efectivos de la Marina fueron vistos en las pantallas de televisión descolgándose desde helicópteros y abriéndose camino a golpe de metralla hasta aniquilar a sus objetivos “de manera pulcra”. Fue una imagen bélica que, fuera de reflectores, dejó mil muertos los primeros 51 días de 2009, hasta llegar a los 15 mil 507 asesinatos de esa noche. “Yo no tengo ninguna fe de que la Iniciativa Mérida marque una diferencia considerable en la guerra contra las drogas”, dice Payán. “La Iniciativa Mérida es como una gota de agua para un fuego que está ardiendo en forma considerable. Y eso, si acaso llega a aterrizar el dinero”.

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