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29 de diciembre de 2009

Tres elefantes blancos, “logros” de Marín

Imagen Poblana
La Célula, el Centro Expositor y la Vía Atlixcáyotl, proyectos caros y los dos primeros inservibles, serán el gran regocijo del gobernador durante su quinto informe de gobierno 29 de diciembre del 2009
Ángel Álvarez
El recuento de obras edificadas que el gobernador Mario Marín Torres presentará en enero, durante su quinto informe, revelará los retrasos de los proyectos de la Célula, el Centro Expositor y la Vía Atlixcáyotl, grandes elefantes blancos del marinismo.
Y es que ninguno de los tres proyectos mencionados, a cargo de la Secretaría de Obras Públicas ha sido concluido, como puede observarse en el siguiente recuento:
La Célula
La Célula, que fue pensada como macroproyecto de desarrollo sexenal, ahora es una obra abandonada en donde hasta la fauna local deja sus excrementos. En total abandono, el pomposamente denominado recinto fiscalizador estratégico ha sido totalmente olvidado por el gobierno estatal, pues la única prueba de que hay vida humana en el recinto son un par de cobijas y desodorantes de algún trabajador que olvidó en el puerto seco.
De esta manera, se desperdiciaron 450 millones de pesos que se invirtieron en este recinto, del cual el gobierno poblano aún tiene esperanzas de que atraerá empresas, pues de acuerdo a las más recientes declaraciones del secretario de Desarrollo Económico, José Antonio López Malo Capellini, antes de que concluyera el año se anunciarían a las empresas interesadas en establecerse en el nodo logístico.
Sin embargo, la realidad es otra. Después de que el gobernador Mario Marín Torres reconociera el fracaso del puerto seco hace una semana, el recinto asemeja más a un pantano que al gran desarrollo fiscal en el cual pretendió ser convertido.
El ingreso a La Célula no tiene vigilancia; cualquier persona con o sin automóvil que transite por la región puede acudir al lugar. En las orillas de los principales accesos se ven algunas excavaciones de ocho metros cúbicos de profundidad para las tomas de agua; a lado de estos agujeros, los registros de luz tienen los cables rotos y el óxido empieza a comerse las placas de metal que tienen el logotipo de la Comisión Federal de Electricidad.
A pesar del ideograma forjado en las láminas que cubren los registros eléctricos, no existe un convenio real entre el gobierno del estado y la paraestatal. En la última entrevista que el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas (Seduop), Javier García Ramírez, ofreció respecto al puerto seco, confirmó que todavía faltaba el acuerdo con la CFE para dotar de luz a La Célula.
El proyecto ejecutivo del recinto indica: “en términos de infraestructura, se requiere de una extensión de terreno de aproximadamente mil 200 hectáreas, con disponibilidad suficiente de servicios de agua, energía, gas, drenaje, telecomunicaciones y accesos ferroviarios y carreteros”. Pero a la fecha nada ha sido concretado.
El Centro Expositor
Casi al finalizar el año, en octubre, el gobierno marinista le entregó la construcción de la etapa final del nuevo Centro Expositor a una empresa de la derecha poblana, pues asignó directamente a Desarrollo Iberoamericano (DISA), de Jorge Espina Reyes, la culminación del megaproyecto marinista debido a los errores administrativos de la empresa Ticonsa, responsable del proyecto hasta hace unas semanas y que se embolsó una cantidad cercana a los mil millones de pesos. Espina, el constructor favorito de Luis Paredes Moctezuma, podría ganar poco menos de 200 millones de pesos del sobrecosto final de la obra calculado por Claudio Valdés García Teruel, presidente de la CMIC. Así, el nuevo Centro Expositor tendrá un costo final de mil 200 millones de pesos debido a que en el proyecto Ejecutivo nunca se incluyó un estacionamiento subterráneo.
La urgencia del secretario de Desarrollo Urbano (Seduop), Javier García Ramírez, por concluir la obra fue la responsable del cambio de estafeta entre ambas constructoras. Además, para incrementar el conflicto generado por la creación del nuevo recinto, el costo de la obra se elevará en costo por lo menos 200 millones de pesos.
El presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Claudio Valdés García Teruel, admitió que el Expositor sí tendrá un sobrecosto respecto a los mil seis millones de pesos presupuestados, aunque aseveró que éste no rebasará el 20 por ciento. Además, reconoció las irregularidades de la empresa Ticonsa, las cuales provocaron que DISA se hiciera cargo de la colocación de trabes.
La obra tiene en términos reales un costo de poco más de 800 millones de pesos más IVA; es decir, mil seis millones de pesos. El incremento de 20 por ciento representaría que el Centro Expositor costará finalmente mil 207 millones de pesos.
La Vía Atlixcáyotl
En una declaración efectuada en noviembre, el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas (Seduop), Javier García Ramírez, mintió respecto al costo real de la vía Atlixcáyotl, pues sus propias declaraciones y documentos oficiales mostraron a fines de este año que el precio de la misma es de 463 millones de pesos y no de 420 como ha revelado en distintas entrevistas. Además, también se reveló el retraso de más de seis meses, pues la obra debió estar lista en junio.
El contrato original de la Atlixcáyotl, cuyo número de contrato es O/LPN/SEDUOP-20080142, indica que la obra tiene un costo de 453 millones de pesos y debió estar lista el 25 de junio de 2009. No obstante, existe una discordancia de contrato —un retraso justificado— pero sólo es de 30 días. A pesar de este dato oficial, García Ramírez informó que la vialidad tuvo un costo de 420 millones de pesos y que debió estar lista la obra para septiembre de 2009, aunque su retraso es ya de cuatro meses.
Para que la vialidad quede lista hace falta además que se terminen de colocar los postes de alumbrado, la señalética horizontal y vertical. Visualmente, aún hay más retrasos. Frente al Tecnológico de Monterrey la jardinería no ha sido terminada y algunos puentes peatonales aún faltan por colocarse.
García Ramírez insistió en que el tipo de concreto y la aplicación del mismo permitirán a la vialidad tener una vida útil, sin baches, de entre 25 y 30 años.

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