La Historia de esos días

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25 de febrero de 2011

Explota Eduardo Rivera la cosmogoní­a de la derecha

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Observatorio de medios
Explota Eduardo Rivera la cosmogonía de la derechaActualizada : 16 de Febrero de 2011 | Envia a un amigo | Imprime | A- A+
Fotógrafo
Rodolfo Pérez
por: Mario Martell

Un inspirado Eduardo Rivera Pérez rindió protesta como el primer alcalde de la derecha en este nuevo siglo.

Al principio nervioso, pero poco a poco recuperando el aplomo, para entrecerrarle la puerta al priismo y anunciar el mundo feliz blanquiazul.

Por primera vez en la historia de la alternancia democrática en Puebla, la derecha arribó al poder municipal. Los experimentos de Gabriel Hinojosa Rivera, un demócrata de centro; y Luis Paredes Moctezuma, un yunquista rebelde al que el PAN anatemizó, palidecieron ante el léxico conservador del novísimo edil.

El alcalde Eduardo Rivera Pérez bosquejó en su toma de protesta un municipio guiado por el ideario de la derecha poblana. Y aunque ocupó la palabra “pluralidad”, explotó a más no poder la cosmogonía de la derecha manufacturada en Puebla, a la que presentó como heredera de los ideales de fray Toribio de Benavente.

Rivera pasó de la historia misional a la teología de bolsillo, y sin titubeos, razonó a favor de la tradición y la divinidad como consejeros de su actuar:
“Mucho más grande es nuestra historia, nuestras tradiciones y el porvenir que se merece Puebla. Y además, sé que la ayuda de Dios que nos acompaña es infinita.”

Las frases de Rivera, su fogosa oratoria, caían como bálsamo a lo más reluciente de la derecha nacional: Javier Lozano Alarcón, el secretario del Trabajo; la diputada y presidenciable, Josefina Vázquez Mota; el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, quien denominó a Puebla como un “bastión panista y estratégico para el PAN”; y el exdirigente nacional del PAN, Manuel Espino.

El alcalde se dejó atrapar por las combinaciones híbridas del panismo. A su ideario conservador lo inoculó con una dosis de foxismo, ofreció poner en marcha un programa federal para bajar las “llantitas”; “come, frutas y verduras”; poner a “chambear” al Cabildo (otra joya verbal del foxismo) y anunció un magno programa para repavimentar avenidas con concreto hidráulico (populismo a prueba de baches y en honor a los constructores).

Pero sus alocuciones doctrinales, que arrobaron al auditorio, donde prevaleció el panismo en todas sus formas (desde el dirigente de cámara empresarial hasta el rector de universidad privada), encontraron un contrapeso más rubicundo que ideológico, en la figura del gobernador Rafael Moreno Valle, quien le disputó los reflectores a Rivera Pérez.

La enorme esperanza que levantó el triunfo de Eduardo Rivera Pérez quedó ayer sepultada por su breviario confesional y la definición de un gabinete con la hegemonía de actores panistas.

Por lo menos, ayer, el mensaje del nuevo alcalde se refugió en la fortaleza del panismo nacional y de la derecha localista. La logística fue el yerro de la toma de protesta: el exalcalde, Enrique Doger Guerrero, abandonó el evento, ya que no fue ubicado entre los exalcaldes; rasgo que se repitió con otros políticos que echaban lumbre por el desplante. La producción de cámaras de la toma de protesta, la excesiva seguridad y el "corralito" para medios le menguaron lucidez al acto.

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El alcalde Eduardo Rivera Pérez también les hizo guiños a las iglesias (evitó el léxico restrictivo de Iglesia católica) para decir: “les pido que participen y nos exijan, que se involucren desde su quehacer social en sindicatos, las asociaciones civiles, de padres de familia, los medios de comunicación, las iglesias, los estudiantes, los niños en las escuelas, es su derecho, su obligación, Puebla los necesita”.

Al acto de Rivera se invitó a representantes de diversas iglesias. Lo mismo al arzobispo de la Iglesia católica, Víctor Sánchez Espinosa, que a pastores de Iglesias evangélicas como Enrique Borja Galindo, José Moreno, Javier Hermoso, José Taylor, Manuel Guzmán y Fernando Rojas Cristerna, entre otros.

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Rafael Moreno Valle tomó un micrófono inalámbrico. Dejo su lugar acartonado y como un conferencista en la Ciudad de las Ideas se paseó por el escenario. El gobernador, luego del agradecimiento a Eduardo Rivera Pérez y al anuncio de que no habría competencia entre el edil y el Ejecutivo estatal, disertó sobre sus futuras acciones de gobierno, la alternancia y la visita de Felipe Calderón Hinojosa, este lunes en Flor del Bosque.

En un apretado compendio de lo que ha dicho ante los medios y ha anunciado en sus eventos, Moreno Valle se dejó llevar por las palabras, por el escenario, por la fluidez. Y como en los viejos tiempos del PRI, en el que el gobernador le leía la cartilla al alcalde en turno —recientemente con Melquiades y Marín; con Marín y con Doger; con Marín y con Alcalá—, Moreno Valle dejó sentir su poder, esa caprichosa variable, y ante el embrionario panismo de ultraderecha frenó el frágil arrobamiento de la derecha con su cachorro, hechura del Yunque, la UPAEP y el PAN.

En el acto, Moreno Valle aprovechó para públicamente saludar al arzobispo, figura con la que ha guardado cierta distancia.

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La toma de protesta de Rivera encontró tres momentos: sus alusiones a una forma de concebir la historia de Puebla con su pasado fundacional religioso, no fue gratuita la mención al evangelizador franciscano, fray Toribio de Benavente; ni tampoco de la reina Isabel de Portugal, quien emitió la cédula real denominándola Ciudad de los Ángeles.

Las insistentes referencias a la familia como núcleo de la sociedad, como la que hizo Rivera al hablar de que aprendió sus valores en familia: “yo reconozco la importancia de la familia porque afortunadamente he tenido esa riqueza en mi vida”.

Rivera Pérez anunció el programa Familia Fortaleza Poblana, que será realizado por el DIF.

La preocupación de Rivera Pérez por la familia no es fortuita. Cuando el hoy alcalde coordinaba la bancada del PAN en el pasado Congreso, encabezó una reforma a la Constitución del Estado de Puebla, conocida como Ley Bailleres o Ley de la Familia, de inspiración en los documentos del Vaticano. Con la complacencia del PRI, el Congreso de Puebla aprobó dicha reforma constitucional.

En esta ocasión, el político poblano aplicará desde la alcaldía políticas públicas a favor de la familia.

Y la tercera nota, es la relativa al anuncio de Rivera Pérez de una suerte de “populismo de cemento hidráulico”; “por eso, vamos a iniciar el circuito virtuoso pavimentando con concreto hidráulico, pavimentando en zonas marginadas y cumpliendo con creces las mil calles que prometimos en campaña.”

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La derecha regresó con bríos renovados a la toma del poder. A pesar de que en su discurso, el alcalde municipal Eduardo Rivera Pérez, ocupó palabras como pluralidad e inclusión, como sentenció el líder nacional del PAN, Gustavo Madero, corrigiéndole la plana a Rivera —o más bien— haciendo explícito lo visible, “Puebla será estratégica para el PAN.”

A destacar
En su toma de protesta, Eduardo Rivera Pérez combinó los rasgos ideológicos en su proyecto de gobernar a la capital de Puebla, con los anuncios de obras de pavimentación y sus programas a favor de la salud, la familia y la seguridad.

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